14 febrero 2007

Torre Eiffel: símbolo de la ciudad de la luz

eiffel


Subir a la Torre Eiffel es un ‘must’ para cualquier turista, hay que hacerlo, porque en caso contrario es como no haber estado en la ciudad, así lo demuestran los más de 6 millones de personas que la visitan anualmente. Cuando llegas a la torre normalmente tienes que hacer una fila para pagar en caja la entrada. Posteriormente puedes subir por ascensor o bien por las escaleras… para uno que anda turisteando la gracia es subir por las escaleras y decir que las pudo subir, porque son más de 1600 escalones. Ahora ese no es un tema menor, porque el vértigo que se siente es bastante… y a veces uno llega a dudar de lo firme que es la estructura. Aunque es más firme de lo exigido, ya que aunque no tuviera la mitad de las uniones que posee igual se mantendría muy bien en pie y sin peligro, por eso es una torre muy segura.

En los dos pisos que posee hay restaurantes, locales comerciales y tiendas de souvenirs, lugar para descansar y sacarse fotos. Al tercer piso no subí porque me iba a dar vértigo y en general no me gustan mucho las alturas, a eso súmenle las brisas y vientos que corren que hacen moverse levemente a la estructura, pero que para uno es algo tremendo. En la punta, hay varias antenas de radio y televisión que la verdad casi ni se notan pero que le dan unos metros más de altura. La vista desde ahí es espectacular, se puede ver como se formó la ciudad, los distintos barrios etc. por algo los franceses están tan orgullosos de este monumento a la ingeniería moderna, volviéndose quizás el símbolo más representativo a nivel internacional de Francia. Por las noches la ciudad de la luz la mantiene iluminada, pudiendo ser vista casi de cualquier lado, además de tener un juego de luces que va cambiando cada 10 min aproximadamente.


La Torre Eiffel es el tercer monumento más grande del mundo al tener 324 metros de altura. Se estima que esta estructura debe pesar unas 10 mil toneladas, y en cuanto a su mantención, se gastan cerca de 50 toneladas de pintura anticorrosiva (la torre ha tenido varios colores a lo largo de su existencia). Cuando fue construida en 1887, Gustave Eiffel se encontró con una gran resistencia de parte de algunos políticos e ingenieros que se oponían a su construcción por ser una estructura que no servía, que era muy cara y que además se supone que afeaba el entorno. Por suerte y gracias a la presión popular no se desarmó en 1900 y se mantiene hasta el día de hoy. Se construyó para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa y fue usada como arco de entrada para la Exposición Universal (feria mundial de conmemoración). Un año antes esta feria se hacía en Barcelona y Eiffel la había presentado ahí. Afortunadamente para París, hoy se puede visitar en un paseo de fin de semana con la familia, disfrutando del clima, el ambiente, la gente y las anécdotas que envuelven la construcción de una de las torres más conocidas del mundo.
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3 Comments:

Blogger Eleanor said...

Ufff, este tipo de post me recuerda mi ansiedad eterna por viajar jajaja y donde mas me gustaría ir es a Europa :)
Debe ser preciosa
Saludos!!

12:50 a.m.  
Blogger Daniel de Witt said...

¡Qué buen recuerdo!
Yo estuve 7 días en París, y dejé la subida a la Torre Eiffel para el último día. Fue la despedida de la ciudad.
Decidí subir por las escaleras, y no me arrepentí. Es fascinante el ascenso. A cada recodo el paisaje se ve diferente y el atardecer desde allí es fascinante.
Y la sensación que se tiene desde el mirador, arriba de todo, es indescriptible.
Un abrazo.

7:44 p.m.  
Blogger Elisa said...

Buen relato.
Estoy cruzando todos los dedos para que el resulten todos nuestros planes y podamos estar por esos lados muy pronto... sería demasiado cool.

Besos!

8:25 a.m.  

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