La Teoría de los Sentimientos Morales y la Simpatía II

Smith plantea que para llegar a sentir el placer de presenciar la felicidad de otro, y lograr ser lo suficientemente empático, debemos aprobar los motivos del otro; en tanto exista una purificación del alma y la disciplina del amor en el proceso de alcanzar el conocimiento, se podrá llevar una vida moral adecuada que nos permita compadecer al otro. De ahí se deduce que la experiencia moral se produce por la vía afectiva. Esto es de vital importancia, ya que por medio este gesto, encontraremos la fuente del conocimiento del sí propio, es decir, nos observamos como consecuencia de mirarnos en los otros.

En definitiva, la virtud es considerada el gran sostén -ya que prevé la prosperidad- y el vicio el gran perturbador de la sociedad -por que ocasiona la ruina y la confusión de todo lo que es necesario para la seguridad y bien estar del ser humano. Cuántos vicios existen hoy en día que corrompen los cimientos de la sociedad a nivel mundial, diría que son innumerables, pero creo que los que más han afectado son claramente la droga, el alcohol, los juegos, el sexo y el trabajo (quizás se deba incluir otros males menores como la comida chatarra o no?) En ese sentido son millones y millones los seres humanos que hacen cosas que saben que están mal, y tienen una conducta que es reprobada por la sociedad y por lo mismo terminan en la cárcel.

Con mucha justicia puede considerarse a la razón, como causa y principio de la aprobación o reprobación de todo sano juicio relativo al bien y el mal. Nuestros actos sociales se enmarcan bajo las reglas generales de justicia y, por eso, sabemos lo que es prudente, decoroso, generoso y noble. En función de estas ideas procuramos modelar el temor de nuestra conducta.

Nuestros juicios relativos a lo bueno y a lo malo, se basan en principios e ideas sostenidas por una inducción de la razón, por lo tanto, se puede decir acerca de la virtud, que ésta consiste en una conformidad de la razón y, puede considerase a esa facultad como una causa y principio de aprobación y reprobación. La razón no puede indicarnos si un objeto nos resulta agradable o desagradable, pero sí nos dice, que tal o cual objeto, es un medio para obtener algo que sea o no placentero, y de ese modo puede hacer que el objeto, por consideración a esa otra cosa, nos resulte agradable o desagradable. Basándonos en esta premisa, nada es agradable o desagradable por sí mismo, sino que tiene esa calidad producto de lo agradable que la virtud sea por sí misma y, si al mismo tiempo, el vicio nos genera aversión, no puede ser la razón, sino un inmediato sentido y sensación, lo que así nos reconcilie con la una y nos distancie con el otra.

En consecuencia, si la virtud es deseable por sí misma, y si, del mismo modo el vicio es objeto de rechazo, se confirma que no puede ser la razón, sino el sentido inmediato y la emoción lo que distinguen estas diferentes cualidades.