02 abril 2007

Rousseau a la luz del pensamiento de Hayek

En su obra El contrato social, Rousseau pretende dar una justificación al hecho de que los hombres voluntariamente acepten vivir en una comunidad que les impone sus propias reglas de convivencia. Para explicar su tesis, presenta un modelo en el cual sostiene que los hombres antes de la creación de la sociedad como estructura, vivían en un plano de felicidad y con todas sus necesidades satisfechas.

No obstante, es recién con la creación de los conceptos de riqueza y propiedad cuando se originan los conflictos de intereses entre los individuos producto de las desigualdades que estos conceptos traen. Así las cosas, la convivencia se torna bélica y desagradable para los miembros que componen la sociedad. Impera la ley del más fuerte. Es en este momento, en el cual los hombres enfrentados a este problema llegan a la solución de que la única forma de recuperar la paz y la felicidad perdida, es mediante un pacto. Éste implica la renuncia de los miembros de la comunidad a su facultad de autodeterminarse y de proteger sus intereses por sí, a cambio de la entrega de estas facultades a un ente superior que se denomina Estado, el cual deberá velar por la mantención de la paz social.

Rousseau a diferencia de Hayek, plantea que no es coetáneo al origen de la sociedad, la existencia de normas de carácter imperativo para los miembros de la sociedad. Éstos, en su estado pre-contractual, no se encontraban regidos por normas impuestas por alguna autoridad, ya que ellos eran libres e iguales. Es probable, aunque Rousseau no se refiere al particular, que eventualmente hubiesen existido normas de carácter fáctico, las cuales, como ya se ha señalado, dicen relación con acciones destinadas a un fin concreto, cuyo objetivo es conocido por el individuo.

Para Rousseau, la evolución de las sociedades llevó a que sus individuos se enriquecieran, provocando esto el surgimiento de conflictos que volvían inestable la convivencia pacífica y que podrían ser solucionados si la voluntad soberana se encontraba en la comunidad, con lo cual el hombre podría volver a desenvolverse en su estado natural de felicidad y plenitud. Además, Rousseau considera a la creación del Estado como un mal necesario, en atención a la consecución del objetivo que se plantea la sociedad, cual es la obtención de la paz social. Mientras que Hayek hace referencia a un esquema teórico referido a la necesidad en la evolución de normas imperativas que regulen las distintas sociedades y las relaciones entre los individuos cuando éstos interactúan, buscando “disfrutar del beneficioso efecto producido por el aprovechamiento del conjunto de conocimientos poseídos por el resto de sus congéneres”.

Asimismo, Hayek incluye en su pensamiento la importancia del sistema valórico, puesto que “si todos nos guiamos en nuestro actuar por otro valores –normas de comportamiento- que, al no tener conciencia de su función, nos parecen valores últimos. El orden resultante es así un valor que es a su vez resultado, no querido, ni conocido, de la observancia de otros valores. Si tomamos este postulado y lo aplicamos al pensamiento de Rousseau, veremos que en su visión también es necesario contar con un actuar determinado por valores similares que permitan el hecho de que los hombres voluntariamente acepten vivir en una comunidad que les imponga sus propias reglas de convivencia… y si no están de acuerdo, como decían Los Prisioneros, entonces que se vayan del país.
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