Casas Copeva: la Promesa de la Casa digna convertida en Vergüenza Nacional
Hace una década atrás, en 1997, Santiago tuvo una lluvia de aquellas que te hacen pensar que el cielo se nos cae, en tres días precipitó lo que normalmente cae en un mes. Obviamente, si a eso se le suma un viento importante se obtiene un desastre, un drama social de proporciones mayores. En Puente Alto, el conjunto habitacional El Volcán 2, sufrió lo peor, que se les llovieran sus departamentos pero en gran escala. Como solución parche la empresa (Copeva) cubrió el edificio con unos nylons que los tapaban completamente. Eran departamentos de aproximadamente 40 mts2 y después de la lluvia se hicieron arreglos, pero el problema era mayor, los tratamientos fueron insuficientes, había problemas estructurales y las terminaciones de las 1708 viviendas eran pésimas y de mala calidad. El departamento era indigno en su estructura.
Lo paradójico es que la gente más humilde que ha ahorrado por mucho tiempo espera una casa digna, con menos pobreza y con una mejor calidad de vida para los suyos, pero lo que obtiene es justamente lo contrario, ser tratado como un animal prácticamente, vivir en condiciones indignas, esperando soluciones que se tardan en llegar, y que incluso aunque llegue a veces el problema se vuelve a repetir. Aparte de eso, las poblaciones están lejos de algunos servicios comunitarios y de sus fuentes de trabajo, lo que suma costos de locomoción mayores. A eso se le añade deficientes sistemas de alcantarillado o de aguas lluvia, lo que provoca problemas en la locomoción y algunas enfermedades producto del rebalse de las aguas servidas.
Lo que no se entiende es porqué se demolieron 1400 viviendas, cuando la inversión de 12 millones de dólares en su reparación implica finalmente un costo total para el Estado de 20 mil millones de pesos, todo eso mientras 500 mil chilenos no tiene un hogar.
Este problema tiene múltiples aristas, pero claramente el barrio de El Volcán se conoció por sus viviendas sociales, aquellas que quedaron en la memoria de todos los chilenos por su indigna construcción.
Lo paradójico es que la gente más humilde que ha ahorrado por mucho tiempo espera una casa digna, con menos pobreza y con una mejor calidad de vida para los suyos, pero lo que obtiene es justamente lo contrario, ser tratado como un animal prácticamente, vivir en condiciones indignas, esperando soluciones que se tardan en llegar, y que incluso aunque llegue a veces el problema se vuelve a repetir. Aparte de eso, las poblaciones están lejos de algunos servicios comunitarios y de sus fuentes de trabajo, lo que suma costos de locomoción mayores. A eso se le añade deficientes sistemas de alcantarillado o de aguas lluvia, lo que provoca problemas en la locomoción y algunas enfermedades producto del rebalse de las aguas servidas.
Lo que no se entiende es porqué se demolieron 1400 viviendas, cuando la inversión de 12 millones de dólares en su reparación implica finalmente un costo total para el Estado de 20 mil millones de pesos, todo eso mientras 500 mil chilenos no tiene un hogar.
Este problema tiene múltiples aristas, pero claramente el barrio de El Volcán se conoció por sus viviendas sociales, aquellas que quedaron en la memoria de todos los chilenos por su indigna construcción.
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