Enfermos del Alma

No hay nada en su aspecto que lo haga diferente a otras niñas. Por lo menos esa es la impresión que se tiene al verla por primera vez absorta en la difícil tarea de armar un mecano. Se altera cuando nota la presencia de personas extrañas en su entorno, pero no dice nada y sólo a través de su mirada distante y de sus movimientos giratorios que repite una y otra vez, uno se da cuenta de que ignora por completo a los extranjeros, como si su mundo y el nuestro fueran dos dimensiones separadas que no pueden conectarse.

Ella es una niña diferente. Carece de lenguaje, camina en la punta de los pies y aletea cuando está contenta, como queriendo decir “aún puedo vivir ”. Ella es autista; una niña enferma del alma, como la llaman algunas personas.

No es mucho lo que se sabe acerca del autismo. Aparentemente se trata de un daño en el sistema nervioso central que le impide al niño relacionarse con el mundo exterior, no escuchando ni integrándose al entorno, a partir de los 3 años aproximadamente, sin embargo, las causas aún se desconocen. Investigaciones recientes señalan que en el país, diez de cada diez mil niños padecen este mal, siendo cuatro veces más frecuente en los varones, que en las niñas.

Si pensamos que una de las dificultades de esta enfermedad es el procesamiento de información del entorno, entonces podría ser comprensible que en un mundo tan impersonal como el nuestro, algunos no entendamos porqué a veces nos alteramos cuando alguien entra en nuestro mundo.