Experiencias Inolvidables XII
Seguramente los nombres de Vaduz y Schellenberg no les suene ni en pelea de perros. La verdad es que a mi tampoco, hasta hace algunos años atrás cuando tuve oportunidad de visitar uno de los dos países en el mundo que sin tener salida al mar son fronterizos con países que tampoco la tienen. Se trata del Fürstentum Liechtenstein, es decir, el Principado de Liechtenstein. Uno de los países más pequeños del mundo (sólo 35 mil habitantes), conocido por ser el paraíso de los impuestos –se dice que se lava mucho dinero producto de esto-.
El 23 de enero de 1719, el emperador Carlos VI de Alemania convirtió en "principado del Imperio", a los señoríos de Vaduz y Schellenberg. Muchos años antes, ese territorio estaba en manos de los romanos, hasta que los alemanes del norte invadieron el país y los romanos perdieron presencia. De esta manera, estos terrenos pertenecieron a ducados germanos parte del Condado de Retia Inferior, así se formaron los dos señoríos. No fue hasta 1866 que Liechtenstein se desvinculó de la Confederación Germánica y lograron soberanía en los años de Napoleón.
Liechtenstein es un país chico, uno lo recorre en muy breve tiempo, de hecho había que esperar ‘el’ bus que llevaba a la gente al centro, y pasaba parece cada 15 min., pero es agradable, sus cerros son utilizados de manera muy similar a Casablanca, con viñedos que tiñen todo de verde. La iglesia es pequeña y en general todo es en pocos números, pocos estacionamientos, pocos supermercados, etc. En general hay una gran devoción hacia los príncipes: los billetes, monedas y estampillas llevan su imagen. El 95% de la población es de origen alemán y el 5% restante del norte de Italia. No es un país barato, pero es entretenido tomarse una cervecita por ahí y observar la calma de los autóctonos, es como estar en provincia. Es de aquellos lugares a los que uno le agarra cariño sin saber muy bien porqué, aunque si sé que uno se siente grato.
El 23 de enero de 1719, el emperador Carlos VI de Alemania convirtió en "principado del Imperio", a los señoríos de Vaduz y Schellenberg. Muchos años antes, ese territorio estaba en manos de los romanos, hasta que los alemanes del norte invadieron el país y los romanos perdieron presencia. De esta manera, estos terrenos pertenecieron a ducados germanos parte del Condado de Retia Inferior, así se formaron los dos señoríos. No fue hasta 1866 que Liechtenstein se desvinculó de la Confederación Germánica y lograron soberanía en los años de Napoleón.
Liechtenstein es un país chico, uno lo recorre en muy breve tiempo, de hecho había que esperar ‘el’ bus que llevaba a la gente al centro, y pasaba parece cada 15 min., pero es agradable, sus cerros son utilizados de manera muy similar a Casablanca, con viñedos que tiñen todo de verde. La iglesia es pequeña y en general todo es en pocos números, pocos estacionamientos, pocos supermercados, etc. En general hay una gran devoción hacia los príncipes: los billetes, monedas y estampillas llevan su imagen. El 95% de la población es de origen alemán y el 5% restante del norte de Italia. No es un país barato, pero es entretenido tomarse una cervecita por ahí y observar la calma de los autóctonos, es como estar en provincia. Es de aquellos lugares a los que uno le agarra cariño sin saber muy bien porqué, aunque si sé que uno se siente grato.
1 Comments:
Había escuchado hablar de liech... me cuesta un poco y me da lata hacer copy-paste...
No me gustan los sitios que son dignos de visitar y que te cobran un ojo de la cara... prefiero viajar por poco y conocer y pasarlo bien...
Un beso, chau
Lore
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