15 enero 2007

Pandillas Juveniles: un Fenómeno de la Calle

El fenómeno de las pandillas se encuentra hace muchos años en Chile, muchas de las características de los grupos que existen encajan con las propiedades de las pandillas de Estados Unidos. Se trata de jóvenes de ambos sexos, aunque mayoritariamente de hombres, entre 14 y 22 años que se agrupan por territorio, consumen alcohol y droga y tienen como uno de los principales objetivos enfrentarse violentamente a grupos rivales, creando peligrosos focos de agresividad que a veces desenvocan en homicidios; usan una vestimenta que los caracteriza, poseen historias familiares problemáticas y buscan en la pandilla la identidad y seguridad que no encontraron en sus hogares. Unos de los elementos que más los une, son la música y en algunos casos baile, dejando de lado todo interés por la política y todo lo establecido.

Basta un recorrido por algunas poblaciones y cerros para encontrar el punto de reunión de estos grupos y darse cuenta de cómo ha proliferado este fenómeno. Por tanto, las pandillas no son más que grupos informales que intentan satisfacer sus necesidades. ‘Un espacio para sentirse bien’, como pueden ser otros, grupos deportivos, religiosos, etc. Las pandillas tienen en común el pertenecer a una tendencia musical (raperos, trushers, hip-hoperos y technos, entre otros), la mayoría bebe alcohol, fuman marihuana, se manejan con sobrenombres, rayan la vía pública y rompen letreros. Se distinguen por el saludo, la vestimenta, el corte de pelo, el uso o no de tatuajes o personajes que idolatran. Es común que se autodenominen ‘grupo de amigos’ y no pandillas y justifican su ‘organización’ como defensa frente a otros grupos. Conocen bien a cada banda e identifican a sus miembros, con algunos son amigos o rivales, donde las peleas terminan generalmente con más de un herido. Oficialmente no existen estadísticas que reflejen la real dimensión de la violencia. Cada vez que uno de los miembros cae herido producto de punzasos, golpes de palos o cadenasos- en la posta la situación queda consignada como producto de un asalto.

Además, suelen no dar su verdadero nombre y rara vez portan su carnet de identidad. Incluso, no se sabe a ciencia cierta cuántos de estos jóvenes son delincuentes, ya que es difícil cuantificar la cantidad de delitos que pueden ser atribuidos a este tipo de pandillas en alarmantes cifras relacionadas con los jóvenes. Algunos gustan de los exponentes del rap, otros aborrecen los llamados grupos ‘comerciales’ - salvo aquellos que tienen en sus letras críticas sociales - y otros prefieren a las bandas underground. Obsesionados por diferenciarse de los ajenos al grupo, estos jóvenes aprecian músicas lo más marginales y desconocidas posibles, de modo que sólo ellos conozcan las letras y las sepan bailar.

Al formar parte de la pandilla, el nuevo componente goza de todos los beneficios que ello acarrea. El dinero que se junta ya sea por robo o “machetear” ( mendigar ), se destina a comprar vino, cerveza y, en ocasiones, pisco o marihuana para todos los miembros del grupo. Todas tienen un líder fuerte, que habitualmente suele ser el que pelea o baila mejor, el más viejo o el fundador de la pandilla. Debemos destacar que dentro de las pandillas se encuentra un amplio número de muchachos que han desertado al servicio militar, no se han inscrito en los registros electorales, y muchos de ellos pertenecen a las barras bravas.

A la hora de las riñas todo tipo de mecanismo de defensa es válido, y definir cuál es la más agresiva no es fácil, siendo común que alguno de los miembros anden con cortaplumas, palos, fierros o una que otra pistola. Estar en una pandilla significa saber quiénes son más y quiénes son los mejores. Uno está en ella por respeto; por eso se lucha. Si bien muchas de las peleas entre los grupos obedecen a cosas triviales, como mirar mal, bailar mejor que el otro, o por el simple hecho de mostrar quién pelea mejor.

En contraposición a lo actual, en la década del 80’s las pandillas denominadas anteriormente ‘patotas de barrio’, sólo gustaban de reunirse y pasarlo bien, además tenían ciertos ideales como lo era participar en las protestas políticas; hoy en día se busca la sobrevivencia mediante la práctica de la ley del más fuerte, pero esta evolución debe estar acompañada por un sistema penitenciario adecuado y un sistema judicial ágil y criterioso. ¿Contamos con ellos?
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2 Comments:

Blogger @Intimä said...

Hay pandillas y pandillas solo es cuestión de saber ubicarse no?
Besitos
Pd: Gracias por pasear por mi página y dejar tu huella.:-)

2:02 p.m.  
Blogger Manolo Navarro said...

doy la razón a mi bella mariposa "darilea" en que hay pandillas y pandillas.

En cualqueir caso, que fácil es entrar y que dificil debe ser salir.

Un abrazo amigo.

7:24 p.m.  

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